miércoles, 30 de julio de 2014

Un punto y final, para una historia que no acaba aquí...

Delante de tu espejo, se posa tu bella imagen, una imagen dulce, tentadora. Tratas de acuchillarla, con llantos, súplicas, e incluso llamadas a la mismísima muerte.
Tu espejo se rompe, corta, sangras, sangro, luchas tu propia guerra contra ti misma, una guerra difícil de ganar. Tu mente no puede más, tu cuerpo se agota. ¿Sientes como caigo? ¿Sientes como caes?
De repente... despiertas del sueño, otra vez más, vuelves a vivir otro día, encerrada en tu propia jaula, agonizante de una gota de agua, como yo, pero ese agua... está incluso más contaminada que tu lado bueno.

La noche cae, y con ella, el último fugaz y vetusto atardecer, que mis ojos vieron en poesía.

Otro día más vuelvo a soñar con ella
Otro día mas, duermo entre lágrimas. No me queda nada, y todo lo que siento es este cruel querer
Yo solo quiero que vengas y me saques de este infierno.
Este infierno, en que una noche
El más desastroso de mis caos
El más sombrío de mi pensar
Una noche... un maldito suspiro, un grito susurrado...
Vino, y me robó mis poemas, tristes y oscuros
Para convertirlos, al igual que a este pobre cuerpo
En algo no tan negro, no tan frío. Y poco a poco, fue cogiendo el poco calor que desprendías, y se adaptó a ti. Un punto y final, para una historia que no acaba aquí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario